viernes, agosto 19, 2005

Trozos de historia, oídos al pasar.

Era así: gordito.

- ¿De veras no lo ha visto? Era así, gordito; con el pelo todo esponjado de tanto que se lo agarra.

Dijo que se iba a Miami, que no tardaba, y no ha vuelto. Ya ni me canta, ni me agobia con sus preguntas, no me cuenta tonterías cada mañana, no me da de beber sus inquietudes.

- ¿De veras que no lo ha visto? Era así, gordito; no tan alto. Parece medio mamón cuando uno no lo ha tratado. Pero no es malo. Está un poco confundido, eso es todo…tantos cambios.

Me dijeron que dobló la esquina, como perdido en sus propias teorías. Iba murmurando algo, aseguran. Bajo el brazo, un libro de nombre extraño. En otro idioma. ¿Portugués?

- ¿De veras que no lo ha visto? Era así, gordito; es que ya no ha ido a correr. Quiere estar en todos lados a la vez. Saber de todo, oír de todo, hacerlo todo. Por eso se ve tan cansado. Por eso a veces parece que se enoja, pero no. No es enojo. Es angustia por la prisa. Rencor hacia el tiempo.

Yo lo vi cruzar la puerta, cargando a cuestas la maleta. La que siempre llena poco a poco, toda una noche invertida para empacar, cada vez que va de viaje. En la mirada un intento de respuesta, una explicación que nadie le pide, pero siempre intenta dar. Dijo que se iba a Miami, que no tardaba. Una plática, algo sobre el dinero, sobre lavado, sobre mil cosas que nunca entiendo. Dijo que se iba a Miami. No ha vuelto.

- ¿De veras que no lo ha visto?

2 comentarios:

edilberto aldan dijo...

Bienvenido

Quizá, sólo quizá, esta sea una forma de encontrarse, al menos una forma de que uno lo vaya reconociendo

Laudanum dijo...

este texto en particular me parece libre de pretensiones y quizá por eso fluye suavecito por la garganta. Me gusta.

Saludos.
Indigo.