miércoles, octubre 25, 2006

Aviso Oportuno

El Boiler canta. (Suena como a sección cultural de J.J. Arreola).

El viernes 27 de octubre de 2006.

Inicia entre 9.30 y 10.30 de la noche. (Según el rollo que traigan el Lobo y Arturo Villalobos).

En el CIELA. (Ignacio Allende 238, Centro, Aguascalientes).

Como parte del programa oculto del segundo aniversario de tan ilustre centro. (No soy considerado lo suficentemente institucional para aparecer en el programa. Además sospecho que soy tan informal que estan seguros que no me presentaré)

Repertorio por definir, pero dosis aceptables de Serrano, Rice y otras menudencias (vgr. canciones propias) estarán incluidas. Posibles duetos no se descartan.

Pero sí. El Boiler canta esa noche. Groupies del mundo (propias y ajenas) considerense convocadas. (Ah, que triste es hablarle - y cantarle - al vacío).

jueves, octubre 19, 2006

Trozos de historia, oidos al pasar.

Nunca dio por cierto el rumor que en el barrio, entre tazas y copas, de esquina a esquina, de abrazo a beso, iba adquiriendo forma de certeza. Amar es construir la verdad que a nosotros más convenga, y despreciar biografías que difieran de ese, nuestro empeño. Se entregaba gozoso a una mentira que no había que repetir a nadie más que al anhelante rostro en el espejo.

martes, octubre 17, 2006

La plagioteca


247.

La vida práctica siempre me pareció el menos cómodo de los suicidios. Actuar fue siempre para mí la condena violenta del sueño injustamente condenado. Tener influencia sobre el mundo exterior, alterar cosas, transponer entes, influir en la gente – todo esto me pareció siempre de una sustancia más nebulosa que la de mis devaneos. La futilidad inmanente de todas las formas de la acción fue, desde mi infancia, una de las medidas más queridas de mi desapego hasta de mí.

Actuar es reaccionar contra uno mismo. Influir es salir de casa.

Siempre medité lo absurdo que era, allí donde la realidad sustancial es una serie de sensaciones, el hecho de que hubiese cosas tan complicadamente simples como negocios, industrias, relaciones sociales y familiares, tan desoladoramente incomprensibles ante la actitud interior del alma en relación a la idea de la verdad.

Bernardo Soares (Ht. Fernando Pessoa), Libro del desasosiego.
Traducción de Santiago Kovadloff.

lunes, octubre 16, 2006

Pues sí...

Esperé exactamente un mes. En la medida en que esa “medida” compuesta por treinta días puedan considerarse “exactamente un mes”. No sé a ciencia cierta lo que esperaba, algo como una epifanía, el decantarse del hecho, revestirlo de significado, vaya el mundo a saber. Lo cierto es que la alegría queda, certera, profunda, pero no me siento distinto. Eso es un alivio, a qué no decirlo. No hay manto ni aura con la cual revestirnos. Tan sólo una sensación cercana al largo final que deja un buen vino en la boca, una vez bebido. Por encima de todo, la grata sensación de cerrar un capítulo. Allá en el fondo, emergiendo lentamente, cambiando el rostro por un instante antes de dormir, llenando mi expresión en el instante en que despierto, la creciente carga de responsabilidad (por llamarlo de algún modo) que representa. La palabra está llamando, habrá que responderle de algún modo.

Pues sí, El Boiler fue elegido Premio Nacional de Literatura Joven Salvador Gallardo Dávalos (ver noticia aquí), y con esto salva una serie de barreras coloquiales (nadie es profeta en su tierra, joven promesa que no promete, etc.) que lo dejan frente al único problema real que le preocupa: ¿qué sigue a partir de aquí?

De todo el aspecto formal que un evento así reviste, con lo que me quedo es con una ceremonia de entrega que, delicadezas políticas aparte, fue para mí entrañable. Todo aquél que recibe cualquier premio no puede pedir más que hacerlo rodeado de amigos. Incluso algunas ausencias se arreglaron para estar ahí sin estarlo.

Y dado que no hubo oportunidad de leer el texto que preparé para el evento, aprovecho este espacio (que entre otras muchas cosas para esto sirve, según me dicen varios maestros) para compartirlo.

Confío en que los amigos que aún me leen, serán los mejores guardianes y los solicitados torturadores para obligarme a seguir escribiendo y para pedir a esos tantos dioses que lo haga, al menos, decentemente bien.

Alicia

El Centro es el lienzo ideal para trazar historias que definitivamente ocurrieron, aunque así haya sido sólo para nosotros.

Mi profesión, nada literaria, me ha dado la oportunidad directa o indirectamente de conocer cerca de un centenar de ciudades. La pregunta obligada apenas llegar a ellos e instalarme cómoda o incómodamente en el hotel, es y será siempre: ¿cómo se llega al Centro? Pero al Centro de la ciudad en el más puro sentido anglosajon: La dicotomía tan marcada entre el Downtown y el Uptown. El sitio en dónde todo parece ocurrir, en donde todo o casi todo puede conseguir, versus los lugares en dónde las familias se retiran para lidiar con lo cotidiano, lo hogareño, el reposo y la convivencia.

A los 21 años había ya bosquejado los elementos que más o menos componen mi vida actual: una profesión de alta exigencia, niveles elevados de stress, la competencia eterna por dejarse a uno mismo detrás, llegar a la meta en el instante justo en el que olvidamos por qué diablos estábamos corriendo; los libros, siempre los libros, música a todas horas, aparecer precisamente en dónde nadie se lo espera, dejar de asistir a aquellos eventos en los que soy más esperado. Juegos tontos, pero al fin y al cabo juegos; lo femenino como presencia eterna, ominosa, necesaria; todo esto en dosis continua, y si las molestias persisten jamás consultar al médico. Con todos elementos, había ya material para poder acometer la empresa de escribir.

Alicia inicia como un proyecto de relatos, de cuentos en el sentido académico del concepto, que compartiendo un personaje y un escenario común brindarían una unidad temática. Las historias de Lewis Carroll como referencia, el Centro de esta Ciudad (o de cualquier ciudad) como pretexto narrativo, lo que en él ocurre o lo que estuviera por ocurrir. La trilogía constante en nuestros días: casa, trabajo, ciudad, se traduce en muchos de nosotros prácticamente como una división de la personalidad, en dónde los dos primeros escenarios contienen a nuestras personalidades sujetas a un orden, y el último de ellos, la ciudad, se plantea como el espacio destinado a una fugaz y dosificada libertad. Poco tiempo bastó para darme cuenta que ni el cuento ni la novela eran el medio que me permitirían abordar un tema que línea a línea se me iba escapando de las manos. De ahí surgió la idea de las estampas. Fragmentos de historia que a, la manera de un vitral, dieran al lector la sensación de aprehender o intuir fragmentos de un paisaje que, de tan amplio y variado, no puede abarcarse en un solo golpe de vista.

El libro toma su forma actual ante la incomodad que producía la sensación de estar dejando del lado un elemento que para mí parecía fundamental: lo lúdico y lo estructural. Tenía, sí, un conjunto de relatos, pero no tenía un libro. La idea del mazo de cartas se volvió entonces imperativa. De un grupo de 30 relatos que sirvieron para cumplir el requisito que una beca imponía, se descartaron más de 20. Las 52 cartas que ahora integran el mazo son las sobrevivientes de un grupo mucho mayor de relatos que fueron escritos para este proyecto. Estoy seguro de que no quedaron solamente las mejores, pero sé que fueron las que mejor funcionaban, las que garantizaban el funcionamiento del mecanismo que tenía en mente.

El libro como un grupo múltiple de relatos, que pudiera leerse en unidad de principio a fin, abarcando ideas separadas en cada uno de sus palos (tréboles, diamantes, espadas, corazones) tratando de mantener un tono distinto para cada uno de ellos. Todo esto sin descuidar lo fundamental en el objeto que se pretendía replicar: la capacidad múltiple pero finita de posibles y distintas jugadas: los pokars o cuartetos, por ejemplo, pequeños módulos narrativos que incluyeran en todos sus casos los cuatro elementos claves del libro: la idea del pecado, la pesada presencia de los templos de esta ciudad, el sádico correr de las horas, con esas campanadas tan de nuestra provincia en el que el día parece irse muriendo a golpes de badajo, y el imaginado proceso de creación del Centro por un ente extraño al que podemos llamar Dios. De esta manera con el resto de las jugadas posibles. Todo esto a través de cinco voces narradoras: Alicia, evidentemente, El Gato, El Sombrerero y El Conejo, cada cual con su manera particular de ver ese territorio, ese tablero en el que les toca moverse, más un narrador que observa todo de manera distante y casi en retrospectiva.

Creo haber llegado esta tarde a un resultado que me concede una felicidad basada en tres logros: que fui por un momento capaz de dar fin a un libro en el sentido completo de la palabra, que se puede ser profeta en tierra propia, y que para aquellos que no gozamos con la gracia de ser poetas, queda la esperanza de poder ser, en efecto, narrador, y no sólo cuentista o novelista.

miércoles, octubre 04, 2006

Pocitos' Sonidero

Meme, chismógrafo, bastón, cada quien lo nombra de aquella forma que mas le venga. El hecho es que no soy un gran fanático de estos "ejercicios" pero al recibir éste no pude menos que empezar a darle vueltas y vueltas a las etiquetas de la musiteca mental que voy acumulando en el fondo del cerebro. El reto consiste en en contestar las 12 preguntas personales que se plantean, utilizando títulos de canciones de un sólo grupo o cantante de nuestra preferencia. Como Aldan y Arlette se pusieron bastante sajones, yo voy por el español y me arranco desde Cuba, con Carlitos Varela.

Misión cumplida, Master Jedi. Ahora déjeme trabajar.

P.D. Tened paciencia. El yousendit está hiperlento. Prometo subir todos los enlaces poco a poco en lo que resta del día (o la semana).

1.¿Eres hombre o mujer?

Cada vez me parezco más a mi caricatura
soy un gnomo y salgo a buscar quien necesita ayuda

Soy un gnomo

2.Descríbete

Así me voy descubriendo
cruzo la calle corriendo
me pierdo entre tanta gente
queriendo fantasear
y lo cotidianome hace soñar.

Apenas abro los ojos (mp3)

3.¿Qué sienten las personas cerca de ti?

Hace mucho tiempo que se dicen cosas
y aún se sigue hablando de mí,
yo sé que es el precio de cuidar la rosa,
yo sé que es el precio de quedarme aquí.

Solo tú puedes traer el sol (mp3)

4.¿Cómo te sientes?

Detrás de todos estos años
detrás del miedo y el dolor
vivimos añorando algo
y descubrimos con desilusión
que no sirvió de nada, de nada
"o casi nada
que no es lo mismo
pero es igual".

Foto de familia (mp3)

5.¿Cómo describiría su anterior relación sentimental?

Pero sé, pero sé
que algo pasa cuando faltan las palabras.
Y ella fue, y ella fue
cuatro lunas más adentro de mi alma.

Cuatro lunas (mp3)

6.Describe tu actual relación con tu novio/a o pretendiente

Nada es más grande que tu amor deshojado,
nada es igual que cuando estoy a tu lado,
a pesar de la gente, a pesar del dolor,
nada es más grande que tu amor.

Tarde Gris (mp3)

7.¿Dónde quisieras estar ahora?

Más allá del Yin,
más allá del Yang,
más allá del fin,
poco más allá.
Más allá de ser o no ser,
más allá de estar o no estar,
más allá de ver,
poco más allá.

Mas allá (mp3)

8.¿Cómo eres respecto al amor?

Un nuevo día va a empezar,
me besas y aparece el Sol,
la gente sale a trabajar,
mientras hacemos el amor.

Sombras en la pared (mp3)

9.¿Cómo es tu vida?

En vano fue soltar las riendas
y no saber como parar.
En vano fue vivir en vano
solo en la colina de los tontos
viendo pasar el mundo
en silencio.
Mirando como caen las hojas
tratando de encontrar a Dios,
lo que hoy es luz, mañana es sombra,
lo que fue lluvia será sol

Será Sol (mp3)

10.¿Qué pedirías si tuvieras sólo un deseo?

Tengo un sombrero, un par de botas, mi amor y mi guitarra,
ella me mira fijamente y no quiero dormir,
yo sé que no son grandes cosas, pero son mis sueños
esos pequeños sueños que también
me ayudan a vivir.

Pequeños sueños (mp3)

11. Escribe una cita o frase famosa

Tristán Tzara jugaba ajedrez con Lenin
en la misma calle que nació Dadá
a veces presiento que fui una pieza
y que aquel tablero era mi ciudad.

Jaque Mate 1916

12. Ahora despídete

Tiro tres monedas al aire
y le pregunto al I Ching
como será el fin.
Y aunque ya no pueda salvarte
ven y agárrate de mí,
de mí.
Tal vez, tal vez un milagro baje
hasta aquí.

Monedas al aire (mp3)


Y como todo buen juego de este estilo me corresponde aventar el bulto a quien considere hará esto más interesante, o por lo menos, para no ser el único que padezca tal misión.

A Antonella, pues aunque nunca contesté el que ella me envío, ella sabe que no soy culpable y que me encantaría saber que descargos usa para contestar esto.

A Aldán, con el contra-reto con que el que él siempre me martiriza: Hazlo desde México.

A Justes, pues estoy cierto de que presenciaré una catedra sobre un bueno grupo setentero.

A Ramona, sólo por ver que ocurre.

P.M. tiene un blog al que nunca puedo entrar y J.G., si bien pude volverlo un devoto de Pandora, aún no se cree mucho de esta onda de la blogosfera. Igual mando la botella, el mensaje y la inquietud sobre lo que pudieran aportar.

jueves, agosto 31, 2006

Maravatío de Ocampo. Un día de agosto.

Ahora lo sé. El camino es la única certeza. El estado de ausencia esporádica añade el faltante trozo de coherencia que justifica, valida, mantiene, otorga la justa perspectiva. La vida se sostiene en instantes de análisis de calibre, el trozo de papel que se acerca y aleja sucesivamente hasta llegar al perfecto acuerdo con la miope mirada, el foco de la cámara pasando de la turbación a aquello que se considera visible, estético, a foco.

La vida es buena y el camino apunta de nuevo, al hogar.

jueves, julio 06, 2006

Pocitos' Sonidero

Foto de JMRobledo

Hay victorias que saben a derrota, certeras, despiadadas.

Uno llega por fin a casa y mira la ciudad espléndida desde el balcón. Suspira aliviado y siente que quizás no se ha perdido de nada, que todo está igual o al menos que no ha cambiado gran cosa, y ahí, frente a uno, está la prueba latente.

Pero entonces el maldito detalle, la incertidumbre viene a acosarnos inclemente. Porque esas luces dispuestas en el oscuro tapiz en que de noche se convierte mi ciudad, esas luces llevan vida dentro. Y en el interior de cada luz algo ha cambiado. Uno lo presiente, lo sabe de alguna forma, así como sabe que desde el punto opuesto en la distancia alguien mira hacia la diminuta luz que en perspectiva proyecta su propia ventana y aquel hipotético extraño se maravilla de lo mucho que han cambiado allí las cosas.

Cerrar el balcón y decidirse a enfrentar ese hogar, ese reino que ahora ya no nos pertenece más. Tratar de reconquistarlo.

Saber al fin, que ayer no es hoy, que hoy es hoy, y no soy actor de lo que fui.

En versión original con Divididos (infaltable), acá , y con Fabiana Cantilo (grande grande grande) aquí. (Esta vez la pongo grande y en vertical, para que la letra sea leída con más calma.)

( leer tambien en Legión Aguascalientes )

Spaghetti del Rock

Pistones de un curioso motor de humanidad
resortes viejos de este amor que va.

Memoria hostil de un tiempo de paz sin paz,
narices frías de una noche atrás.

Besos por celular
las momias de este amor
piden el actor de lo que fui.

Pantalla de la muerte y de la canción,
proyectos de un nuevo spaghetti del rock.

Cíclope de cristal
devora ambición,
vomita modelos de ficción.

Remontar el barrilete en esta tempestad
sólo hará entender que ayer no es hoy
que hoy es hoy y que no soy actor de lo que fui.

Besos por celular
las momias de este amor
piden el actor de lo que fui.

Remontar el barrilete en esta tempestad
sólo hará entender que ayer no es hoy
que hoy es hoy
y que no soy actor de lo que fui.

La plagioteca

Laura Yasán, poeta argentina.


En el borde de las tazas

una mujer se mueve en el denso fluir de sus instintos
sabe quebrarla cáscara de una intención
una mujer
abarca por fragmentos la totalidad
y nunca es la misma

un hombre
sube al misterio en una extrema progresión
descubre el sentimiento
acorralado en un límite
el resto
lo filtra en el pensar

una mujer
es a la vez su historia
y lo que aún no ha conocido
sabe ordenar lo que no ve

un hombre
arriba al corazón del mundo
en cada vértice de su conocimiento
se instala en lo que ve
y se proyecta

una mujer es todas las mujeres
pero es única
un hombre es todos los hombres
pero es único

un hombre y una mujer
nunca se conocen
saben suponer
saben crear sobre el malentendido
son cada uno
mitad secreto
mitad vacío

un hombre y una mujer
a lo largo de cientos de actos cotidianos
cruzan información
dejan la vida escrita
en el borde de las tazas
cada día se escribe
cada día se lava

miércoles, julio 05, 2006

Sucursal Babel


Carpe diem
Nuno Júdice

Confias no incerto amanhã? Entregas
às sombras do acaso a resposta inadiável?
Aceitas que a diurna inquietação da alma
substitua o riso claro de um corpo
que te exige o prazer? Fogem-te, por entre os dedos,
os instantes; e nos lábios dessa que amaste
morre um fim de frase, deixando a dúvida
definitiva. Um nome inútil persegue a tua memória,
para que o roubes ao sono dos sentidos. Porém,
nenhum rosto lhe dá a forma que desejarias;
e abraças a própria figura do vazio. Então,
por que esperas para sair ao encontro da vida,
do sopro quente da primavera, das margens
visíveis do humano? "Não", dizes, "nada me obrigará
à renúncia de mim próprio --- nem esse olhar
que me oforece o leito profundo da sua imagem!"
Louco, ignora que o destino, por vezes,
se confunde com a brevidade do verso.

*-*-*

Carpe diem

¿Confías en el incierto mañana? ¿Entregas
a las sombras del acaso la impostergable respuesta?
¿Aceptas que la diurna inquietud del alma
substituya la risa clara de un cuerpo
que te exige placer? Los instantes, por entre los dedos,
te rehuyen; y en los labios de aquella a la que amaste
muere el final de una frase, dejando una duda
permanente. Un nombre inútil persigue a tu memoria,
para que lo sustraigas al sueño de los sentidos. Sin embargo,
ningún rostro le da la forma que desearías;
y abrazas las figura misma del vacío. Entonces,
¿qué esperas para salir al encuentro de la vida,
del soplo caliente de la primavera, de las orillas
visibles de lo humano? “¡No”, dices, “nada me obligará
a renunciar a mí mismo – ni esa mirada
que me ofrece el lecho profundo de su imagen!”
Loco, ignora que el destino, a veces,
se confunde con la brevedad del verso.

martes, julio 04, 2006

De noche, un hombre mira su jardín.


La verdad es una historia que merece ser contada. Y sin embargo…

Doce años de intentos son, en este caso, el equivalente a un álbum de fracasos, en el que cada recuerdo [cui-da-do-sa-men-te-co-lo-ca-do] aún guarda el aroma exacto de la pretensión ingenua.

Esperan que lo cuente, confían en que el teclado es lo único necesario para vaciarlo todo de golpe y decir: estuve ahí. Me reclaman, sin decirlo, apenas insinuando, el hecho de no compartir las visiones, el gusto, los aromas. Dicen que me guardo sensaciones o juzgan que es pereza, apatía hacia la letra y del oficio. No lo saben, creo que no lo entienden.

Porque no es tan fácil.

El asombro no cabe en un teclado así de golpe: el Caribe revuelto e intuido, belleza en cada giro de cabeza, aromas complejos y profundos, sonidos de bala desbancando al tedio de oficinas, un hombre muerto tirado al lado de la autopista, toda la cordillera y el aroma de un río aprisionado, la nieve que se extiende sobre el alma, calentando un vacío que no intuía, que aún no asimilo, una ciudad nueva para vivir y un río tan grande que todo mi pesar cupo de golpe entre una margen y otra. Certezas, ausencias, un mar de confusiones, tedio absurdo, desoladora torpeza, casi 100,000 millas que no pretendo usar en un buen tiempo. El centro de Santiago brindándoseme pleno, sintiéndome en Perú casi de golpe sabiendo que era falso; las tumbas que me hablaban, temprano en Recoleta, y el miedo que se instala frente a un Pollo Campero. Música tanta, tanta pero tanta música, tan buena, tan genial, fronteras disolviéndose en el fondo del oído. Medio centenar de libros: nunca suficientes.

Entre asombro y pena, entre gusto y exceso, entre sosiego y stress: el tedio siempre el tedio. Entre viñedos y pampa: el tedio. Entre Caribe y Pacífico: el tedio. Entre opulencia y miseria: el tedio. Bajo el ecuador, sobre el ecuador: el tedio. Y tras tan tedio idiota, una visión: un hombre que apenas llega a casa y cumple los mínimos deberes, se sienta tranquilo frente a una libreta ajada, casi puesta en el olvido, y al fin, después de mucho tiempo, escribe.