lunes, marzo 31, 2008

Sucursal Babel

Algunas traducciones de poemas sobre gatos. Porque solo ellos y algunas mujeres saben del sutil arte de privarnos de la soledad sin brindarnos compañía y porque sin serlo, fueron mis mascotas ideales en Lisboa (y lo siguen siendo ahora).

Sophia de Mello Breyner Andresen, Coral
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Ia e vinha
E a cada coisa perguntava
Que nome tinha.

* * *

Iba y venía
y a cada cosa preguntaba
qué nombre tenía

* * *

Fernando Pessoa, Gato
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Gato que brincas na rua
Como se fosse na ama,
Invejo a sorte que é tu
Porque nem sorte se chama.

Bom servo das leis fatais
Que regem pedras e gentes,
Que tens instintos gerais
E sentes só o que sentes.

És feliz porque és assim,
Todo o nada que és é teu.
Eu vejo-me e estou sem mim,
Conheço-me e não sou eu.

* * *

Gato que en la calle juegas
como si fuese en el alma
envidio la suerte tuya
porque ni suerte se llama

Siervo de leyes fatales
rigiendo piedras y gente
con instintos generales
sientes sólo lo que sientes

Eres feliz siendo así
tu todo y nada son tuyos
yo me veo y estoy sin mí
me conozco y no soy yo

* * *

Nuno Júdice, Zoologia: O Gato
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Um gato, em casa sozinho, sobe
à janela para que, da rua, o
vejam.

O sol bate nos vidros e
aquece o gato que, imóvel,
parece um objecto.

Fica assim para que o
invejem — indiferente
mesmo que o chamem.

Por não sei que privilégio,
os gatos conhecem
a eternidade.

* * *

Un gato, sólo en casa, sobre
la ventana para que, desde la calle,
lo vean.

El sol golpea los vidrios y
calienta al gato que, inmóvil,
parece un objeto.

Se queda así para que
lo envidien, indiferente
aunque lo llamen.

Por no sé que privilegio,
los gatos conocen
la eternidad.

* * *

Eugénio de Andrade, Acerca de Gatos
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Em Abril chegam os gatos: à frente
o mais antigo, eu tinha
dez anos ou nem isso,
um pequeno tigre que nunca se habituou
às areias do caixote, mas foi quem
primeiro me tomou o coração de assalto.
Veio depois, já em Coimbra, uma gata
que não parava em casa: fornicava
e paria no pinhal, não lhe tive
afeição que durasse, nem ela a merecia,
de tão puta. Só muitos anos
depois entrou em casa, para ser
senhora dela, o pequeno persa
azul. A beleza vira-nos a alma
do avesso e vai-se embora.
Por isso, quem me lambe a ferida
aberta que me deixou a sua morte
é agora uma gatita rafeira e negra
com três ou quatro borradelas de cal
na barriga. É ao sol dos seus olhos
que talvez aqueça as mãos, e partilhe
a leitura do Público ao domingo.

***

En abril llegan los gatos: al frente
el más antiguo, tenía yo
diez años, o ni eso,
un pequeño tigre que no se acostumbró nunca
a las arenas del cajón, mas fue quien
primero me tomó el corazón por asalto.
Vino después, ya en Coimbra, una gata
que no se quedaba en casa: fornicaba
y paría en el pinar, no le tuve
afecto que durase, ni ella lo merecía,
de tan puta. Sólo muchos años
después entró a la casa, para ser
señora de ella, el pequeño persa
azul. La belleza nos volteó el alma
de reverso, y se marchó.

Por eso, quien me lame la herida
abierta que me dejó su muerte
es ahora una gatita callejera y negra
con tres o cuatro manchones de cal
en la barriga. Es al sol de sus ojos
que tal vez caliente las manos, y comparta
la lectura del Público el domingo.

* * *

martes, marzo 25, 2008

Brevedades y suplicios

Para postear he de desconectarme de la red principal en mi oficina y accesar a la zona desmilitarizada. Zona Desmilitarizada. Grandioso concepto de nuestros tiempos de omniconectividad que busca garantizar en mayor o menor medida una navegación ética en la Internet; navegación controlada y limpia de riesgos para la información corporativa.

Ya en dicha zona de pomposo nombre, no obstante su fin, he de librar más obstáculos, pues ésta se encuentra sometida al escrutinio y censura de un filtro de contenido: el temido Fortinet, azote de la improductividad y las descargas ilegales en el lejano oeste del piso 1 de mi edificio, que es donde tenemos a bien trabajar todos aquellos que no somos socios. Para esquivar a este Can Cyberus, he de recurrir a la ayuda del Ninja Proxy, disfrazando mi dirección ip y esquivando el informático cerco tendido por mis jefes y ya a estas alturas me siento todo un Ethan Hunt de región cuatro. Estrategia lammer de libre acceso y poca complejidad. Pero igual molesta.

Eso sólo para entrar a un Blogger sin formato básico (sí, sin negritas, sin subrayado, sin tamaños de letra). Postear textos y nada más. ¿Links de música o en Badongo? Odisea que consume grandes cantidades de paciencia y tiempo, la mayor parte de las veces con pésimos resultados. ¿Imágenes? Fuera de mi alcance. ¿Hipervínculos? Sólo en la burda desnudez de su entereza, nada de poder disfrazarlos elegantemente detrás de una palabra cualquiera, pero clave, del texto en cuestión.

Entonces, no hay más salida que cuidar el texto. Renunciar a las distracciones, a las recompensas fáciles para ganar al posible lector, al amigo que por curiosidad o lealtad caiga por estos rumbos digitales. Prescindir de adornos, de floreos, más allá de los necesariamente literarios. Compartir textos que se sostengan por su honestidad, en los que el lector no quiera soltar nuestra mano antes de llegar al final. (Decía Pessoa: Leer es soñar de la mano de otro.)

Resulta entonces, que ahora las políticas de seguridad de sistemas de las corporaciones funcionan a la manera de un moderno y personalizado taller literario. Elliot y Pessoa sonreirían quizá con ironía, de haber tenido que revisar balances bancarios o traducir cartas comerciales, de haber tenido que hacer su literatura escondida, en esta época de troyanos evasivos, gusanos voraces y porno detrás de cada bit.

lunes, marzo 24, 2008

Ofrenda

Corderos propiciatorios prefieren algunos. Danzas y cantos para convocar lluvias, ventajas, cosechas, victorias. Vigilias para ahuyentar los malos augurios de la batalla. Miel, grano y leche; carne, hueso y sangre; voluntad, pureza y vida.

Me inclino por la ofrenda que agradece lo otorgado, que da testimonio de lo concedido en la espera que no pide y acepta en una actitud que raya en la resignación pero que está más emparentada con la dignidad.

Dicha grande es recibir en gracia, ver correspondida la plegaria. Dicha mayor cuando el bien le es brindado a alguien más, distinto de uno: querido, respetado.

La ofrenda implica el rompimiento con la inercia, abrir las ventanas, poner en bandeja aquello de lo que mas nos cuesta deshacernos. Sirva el romper el silencio, sin más pretensión que rendir ofrenda por la gracia recibida (Aunque sea por alguien más. Precisamente por que la recibe alguien más.)

Alegrías ajenas, semillas que el viento esparce en el fértil surco de nuestra sonrisa.