jueves, octubre 07, 2010
Intentos fallidos.
El ejercicio del recuerdo es la tortura matutina que nos ocupa. Sabemos que el sueño queda ahí, detrás, pero no podemos asirlo del todo, rodearlo, hacerlo nuestro. Así la idea genial se consume, la solución al mal de mundo se evapora, y no queda entre los dedos ni ese jirón desvaído que podamos usar como evidencia, ante el mundo, de la gracia mayor de la que formamos parte durante esos fugaces minutos nocturnos.
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