jueves, septiembre 08, 2005

La plagioteca




Un post de pasada. Sin merito, pero con intención de compartir. En estos días no hay tiempo, no hay oportunidad de nada, no hay internet, ni siquiera hay mucho Aguascalientes en mi horizonte. . . sólo prisa, y autobuses, y terminales, la esperanza de sentarme a escribir un poco, a trabajar un rato y sentir que algo surge desde esa tierra que ya no visito. Vaya Ángel González, poeta español, sin música de fondo:

CARTA SIN DESPEDIDA

A veces,
mi egoísmo me llena de maldad,
y te odio casi
hasta hacerme daño
a mí mismo:
son los celos, la envidia,
el asco
al hombre, mi semejante
aborrecible, como yo
corrompido y sin
remedio,
mi querido hermano y parigual en la
desgracia.

A veces -o mejor dicho:
casi nunca-, te odio tanto que te veo
distinta.
Ni en corazón ni en alma
te pareces
a la que amaba sólo hace un instante,
y hasta tu cuerpo cambia
y es más bello
-quizá por imposible
y por lejano-.
Pero el odio también me
modifica
a mí mismo,
y cuando quiero darme
cuenta
soy otro
que no odia, que ama
a esa desconocida cuyo
nombre es el tuyo,
que lleva tu apellido,
y tiene,
igual que tú,
el cabello largo.
Cuando sonríes,
yo te reconozco,
identifico tu perfil
primero,
y vuelvo a verte,
al fin,
tal como eras, como
sigues
siendo,
como serás ya siempre,
mientras te ame.